Autor: COMPAQ_USUARIO
Temática: General
Descripción: No me mires así Noé Casado —Explícamelo todo —Intervino Orson, evidentemente de muy mal humor y sin saludar previamente. —¿Quieres la versión para todos los públicos o la de para mayores de dieciocho años? —Preguntó sarcástico. —Quiero saber qué coño ha pasado con vosotros dos. —Bien —dijo con aire cansado— Hubo una explosión, nos pilló desprevenidos y una de las paredes hizo ¡pum! —No es algo para tomárselo a broma, ¡Joder, Luke! —No me ha hecho ninguna gracia, pero en estos momentos lo único que quiero saber es como está Wella. Ni siquiera has preguntado por ella —Le dijo en claro tono de reproche. —Mientras a ti te ponían las tiritas de chico malo he hablado con las enfermeras, únicamente me han dicho que debemos esperar, están con ella en el quirófano. Así que tenemos tiempo. —¿Es lo único que te preocupa? ¿Los detalles? —¿Dónde vas? —Preguntó Orson al ver que Luke le daba la espalda. —Ahora necesito estar a solas con mi compañera —hizo una pausa— La señorita cafeína. Luke se refugió en la cafetería del hospital, ahora notaba algo de dolor en el brazo derecho, quizás no había salido tan indemne como había creído, claro que sabía por experiencia que las molestias no se aprecian en caliente. Llamó a la mejor amiga de Wella por teléfono. Dora Abott, una relaciones públicas, con la que había intentado ligar en el pasado, pero que le había dado calabazas, ahora se toleraban, medianamente bien, por Wella. Bueno lo cierto es que seguía intentándolo periódicamente. Dora apareció en menos de media hora, espectacular como siempre, no paró quieta hasta que todos la pusieron al corriente de los hechos: había que esperar. Prefirió sentarse junto a él, en la cafetería, pues de todos los allí presentes era el único que conocía lo suficientes como para hablar. Pero lo cierto es que no había mucho de qué hablar, Orson permaneció una hora más o menos en el hospital pero se excusó para atender otras obligaciones. —Mantenedme informado —dijo. Dora no sabía cómo sentarse, Wella llevaba más de dos horas en el quirófano y nadie decía nada. Aunque siguió dando la lata a las enfermeras y el personal de recepción tuvo que admitir la triste realidad, tenían que esperar.